POLÍTICA

México debe diseñar un sistema nacional de cuidados



México está en el momento en que debe decidir el modelo que seguirá para diseñar y poner en práctica un sistema nacional de cuidados, con un esquema administrativo, presupuestal y de competencias adecuado a la complejidad del problema, caracterizado por la carga que pesa sobre las mujeres en las tareas de cuidados y que rebasa hasta en 25 % la participación que tienen los hombres en la atención de menores, personas mayores, enfermos y personas en situación de discapacidad.

Guillermo Cejudo Ramírez, profesor-investigador del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), ofreció la conferencia «Los sistemas de cuidados: de la idea genérica al diseño», en la sesión del laboratorio de ideas de El Colegio Mexiquense.

Guillermo Cejudo Ramírez, profesor-investigador del Centro de Investigación y Docencia Económicas (Foto: Especial).

El ponente hizo un repaso de la situación con un análisis de los desafíos a los que se enfrenta el país y afirmó que los hombres deben involucrarse en los cuidados y se puede avanzar en los diagnósticos hacia la constitución de un política integral de cuidados.

La crisis de cuidados que vive el país es un problema, en la medida que no hay acceso a cuidados de calidad por parte de las instancias públicas, y estos, en su mayor parte, están «familiarizados», pues son las familias las que los realizan, y en especial las mujeres.

Cejudo Ramírez se pronunció por una solución adaptada a las condiciones de cada persona y cada hogar, que son estructurales y están ligadas a la desigualdad y al género, pues en México hay hogares de ocho o más integrantes, otros de dos hijos y una madre, otros con discapacitados, entre otros ejemplos, y por lo mismo una solución pareja no sirve.

La situación debe ser modificada por una intervención del Estado, sobre la base de la definición de las poblaciones, con intervenciones estrictamente necesarias, además de definir las agencias oficiales participantes y evitar la tentación de creer que hay que involucrar a todo mundo, explicó el ponente.

Se cree, añadió, que a mayor complejidad del problema son necesarias más agencias, en lugar de asegurar la coherencia de las intervenciones y de las políticas públicas, incluyendo contenidos, componentes y poblaciones-objetivo.

El investigador del CIDE señaló que se debe descargar de los cuidados a los adolescentes y trabajar para cambiar la invisibilización de los cuidados, para lo cual puso como ejemplo la manera en que la SEP dispuso la realización de los consejo técnicos en las escuelas los viernes últimos de mes, sin considerar las posibilidades de los hogares para atender a los niños en una jornada laborable de los padres.

Para desmenuzar la complejidad del problema, Cejudo Ramírez habló del tiempo disponible de las personas para hacerse cargo de sus familiares, de la revisión de las implicaciones de realizar cuidados, que incluyen desde vacaciones -para quien las tiene- hasta recorridos, transporte, periodos y calendarios, y tiempos de espera en espacios de salud; con ello debe entenderse que las políticas públicas tienen que atender a la lógica de los cuidados.

Otro desafío está en los distintos tipo de cuidados y en que estos varían según el nivel de dependencia de quien los recibe, aunque están presentes desde antes del nacimiento y hasta la muerte, varían con la edad, son relacionales, no remunerados o profesionales de paga e implican que quien cuida no esté siendo afectado.

Las mujeres siguen siendo las que más tiempo dedican a los cuidados y está verificado que los adolescentes participan luego de los horarios escolares, a la vez que los datos disponibles indican que el aporte de los pobres a los cuidados es mayor que su ingreso per cápita, de manera inversa a quienes tienen los ingresos más altos.

El investigador se refirió a los casos de Chile, Uruguay, Costa Rica y Bogotá como idóneos para hacer análisis, y afirmó que el sistema de cuidados responde al sistema de seguridad social, pero el sello de México es la fragmentación de la protección social, por lo cual se trata de dos mundos y dos agendas muy difíciles de conciliar.

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