La igualdad de género no es una lucha de poder
Ya que se acerca el Día Internacional de la Mujer, hay que ir pensando no solo en las marchas que se van a producir y si como parte de estas habrá desmanes en la capital del país o ciudades principales. El trasfondo de esto es que la mujer sigue siendo víctima de desigualdad frente al hombre y sobre eso se quiere hacer notar a la sociedad y a quienes encabezan las instituciones, las empresas y las organizaciones no gubernamentales para que se pongan a trabajar.
La desigualdad entre la mujer y el hombre tiene sus raíces en normas culturales y tradicionales que le asignan roles y responsabilidades específicas a la mujer a la que también se le niegan oportunidades por una mala percepción de sus habilidades y aptitudes. Existe además una brecha salarial que puede deberse a factores como la discriminación , la segregación ocupacional y la falta de acceso a oportunidades de liderazgo. Por otro lado, en algunas sociedades, las niñas no van a la escuela y esto limita sus oportunidades de desarrollo personal y profesional.
También las mujeres viven violencia física, sexual y psicológica que afecta su vida y puede impedir su participación plena en la sociedad. En esta línea, las mujeres están subrepresentadas en puestos de liderazgo en ámbitos como la política, los negocios y la academia. En más, existen restricciones sobre los derechos reproductivos que limitan el control de las mujeres sobre sus propios cuerpos y decisiones, afectando su autonomía.
La desigualdad de género no es una lucha de poder, es una realidad de la sometimiento que tiene la mujer frente al hombre. Y para revertir esta situación se requiere un cambio en las actitudes culturales, políticas y económicas para promover la igualdad de oportunidades y derechos para todas las personas, independientemente de su género.