Instrumentos de propaganda
Conforme nos acercamos a las campañas electorales, las encuestas de preferencias electorales aparecen con más frecuencia.
Algunas son muy sólidas, con un soporte científico social fuerte y una metodología consistente. Están asociadas a marcas bien identificadas, con muchos años en el mercado
Otras son francamente cuestionables. Desde los métodos de consulta hasta las empresas que las respaldan, de las que se saben poco o nada.
Las encuestas sirven para conocer el estado de la opinión pública en un momento determinado sobre un tema determinado. No son ni presagios ni pronósticos ni la verdad absoluta. Por eso se debe tener cuidado sobre su divulgación y su uso, porque en algunos casos, evidentemente, se trata de instrumentos de propagada. Una herramienta para convencer a electores y generar un sentimiento de victoria.
Pero en México, apenas aparecen las encuestas son cuestionadas. El propio presidente López Obrador impuso en el imaginario colectivo la idea de que las encuestas están cuchareadas. Los partidos políticos también las han puesto en duda, a su conveniencia, cuando señalan que los resultados finales de una elección son distintos de las cifras de las encuestadoras.
Aún así, las siguen pagando y difundiendo. Porque para ellos son instrumentos de propaganda.