La (nueva) cargada
En México hay fenómenos políticos que nunca se acaban.
La cargada, por ejemplo.
Hace unas décadas, bastaba que alguien fuera designado candidato o candidata del PRI a un cargo de elección popular para que se desatara una adhesión en masa, oportunista, desde luego, hacia el personaje en cuestión. Hablamos de una época en la que la competencia era prácticamente inexistente.
Ahora la competencia electoral es mayor, pero la cargada no ha desaparecido.
Hoy, por ejemplo, el sector empresarial se reunió con la virtual presidente electa Claudia Sheinbaum Pardo y la cargada hizo su aparición. No, no es que los empresarios hayan expresado su apoyo irrestricto e incondicional. No, pero los 500 empresarios que estuvieron en la reunión no le regatearon apoyo a la reforma del Poder Judicial. De hecho, como si estuvieran alineados con el plan C, pidieron una reforma al sistema judicial. Algo muy parecido a la cargada.
La virtual presidenta electa, por su lado, descartó que la reforma vaya a representar autoritarismos o una concentración del poder. El objetivo, dijo, es que el Poder Judicial tenga más autonomía.
Conciliadora una, nuevos devotos, los otros…