Celebramos este martes el Día Mundial de la Televisión, una fecha impulsada por la ONU en 1996 con el objetivo de difundir el uso responsable de este medio de comunicación como uno de los principales canales de transmisión de información pública. Los orígenes de la televisión se remontan a finales del siglo XIX, cuando varios científicos comenzaron a investigar sobre la transmisión de imágenes a través de ondas electromagnéticas y fue en 1927 cuando Philo Farnsworth logró transmitir una imagen en movimiento, dando inicio a la era de la televisión. Y no hay que olvidar que el mexicano Guillermo González Camarena construyó su primer sistema de televisión en 1932, al observar que con las imágenes a color se vería mucho mejor.
La televisión es hoy por hoy la mayor fuente de consumo de vídeo. Y aunque los tamaños de pantalla han cambiado y las personas crean, publican, transmiten y consumen contenido en diferentes plataformas, el número de hogares con televisores en todo el mundo continúa aumentando. Con base en el Instituto Federal de Telecomunicaciones, alrededor del 90 por ciento de los hogares mexicanos cuentan con televisión abierta, aunado a que se consumen 2.5 horas de televisión abierta y tres horas en plataforma de video en internet al día. La televisión es un medio visual y auditivo que permite que la transmisión sea más atractiva y fácil de entender para el espectador aunque históricamente ha recibido críticas por sus contenidos que no aportan a la cultura y educación. Al respecto, Humberto Eco llegó a decir que «la civilización democrática se salvara únicamente si hace del lenguaje de la imagen una provocación a la reflexión critica, y no una invitación a la hipnosis”.
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