Este año que miles han padecido de agua en el estado de México y en colonias específicas como la Universidad, aquí en Toluca, conviene hacernos solidarios con los afectados ahorrando el líquido vital. Y ya sabemos que debemos hacerlo al evitar que se desperdicie el agua mientras nos bañamos, lavamos los trastes, dientes y manos, poner cargas grandes en la lavadora, regar las plantas temprano para reducir la evaporación y no lavar el carro y patio con el chorro de la manguera, entre otras cosas.
Ahora bien, pongámonos a pensar cómo la pasan quienes tienen suministro irregular de agua: a menudo deben recorrer largas distancias o pagar grandes cantidades y padecen dificultades en higiene y saneamiento, lo que puede contribuir a la propagación de enfermedades y problemas de salud.
Tendríamos que vivir cada humano con 100 litros al día pero desperdiciamos 250 litros, según la Organización Mundial de la Salud. Y sí, quien consume más agua es el sector agrícola pero en el uso doméstico es donde se desperdicia con frecuencia. Ahora bien, hay que reparar las fugas lo más rápido posible. El acceso al agua es un derecho humano fundamental; es una cuestión de justicia y equidad. Cada gota cuenta. Un uso consciente y eficiente del agua asegura que esté disponible para todos.
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